Los detalles de Super Dragon Ball Heroes
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Bandai adapta en Switch y PC el popular juego de batalla de cartas de Dragon Ball que pone a prueba los reflejos y la capacidad de elaborar estrategias.
Goku, Vegeta, Gohan y compañía están viviendo una segunda juventud. Desde 1996 que acabara Dragon Ball Z, los protagonistas del manga y el anime nunca habían estado tan de actualidad. Y no solo por sus películas y serie: en los últimos años se han publicado numerosos juegos de la saga.
Desde los primeros juegos de recreativas hasta los Xenoverse y Dragon Ball FigtherZ, el género fue siempre, salvo contadas excepciones, el mismo: como no podía ser de otra manera, era de peleas. El gameplay y la estética siempre han variado, aunque manteniéndose dentro de unos límites. Con Super Dragon Ball Héroes dejamos los puñetazos y las ondas vitales a un segundo plano para centrarnos en la táctica y planificación.
El último título de la franquicia es una adaptación del popular juego de cartas japonés Dragon Ball Heroes, que tras casi más de una década triunfando en el país nipón aterriza en occidente coincidiendo con uno de los momentos más álgidos de la saga.
Cartas de Dragon Ball
El mundo narrativo de esta entrega parece ser el mismo que los Xenoverse, con la salvedad de que en esta ocasión no encarnamos a un héroe con poderes, sino a un joven con la intención de triunfar en la famosa competición de naipes de Dragon Ball.
Aunque a priori podamos pensar que la premisa es similar a Gwent, Yu Gi Oh!—de hecho, el tapete y la simulación de invocaciones son muy similares— o HearthStone, el juego es, a priori, bastante menos complejo. Es de dos jugadores por turnos en los que cada jugador cuenta con un mazo con siete cartas que representan a personajes de la saga y que siempre estarán convocadas en el campo de batalla.
El escenario de combate cuenta con un ancho de siete casillas y dos zonas diferenciadas: la de apoyo y la de ataque, dividida a su vez en otros tres sectores en los que, cuanto más cerca de la línea rival, más puntos de resistencia reuniremos (y el que más tenga, ataca primero). En función de la posición en la que los coloquemos, podremos activar unas habilidades u otras o abanderar una estrategia más o menos ofensiva.
Una de sus principales claves es saber conjugar con la sinergia de nuestros héroes para activar las posibles transformaciones —desde las más habituales hasta las nuevas y rocambolescas—, poderes y ventajas con las que cuenta cada naipe.
Galácticas batallas de cartas

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Una vez hayamos elegido dónde situarlos dará comienzo la fase de carga de impacto, en la que nuestros reflejos se pondrán a prueba: una suerte de barra de carga sube y baja con velocidad y tendremos que pulsar un botón en el punto más álgido posible.
Esto será lo que ocasione que hagamos más o menos daño, ya que, si el enemigo consigue atinar más que nosotros, se pondrá en posición defensiva y no reduciremos tanto su barra de vitalidad.
Hay otros eventos o minijuegos que se activan en función de condiciones y personajes específicos. Aquí se incluye desde desplazar o arrastrar a los héroes por el campo hasta mover los sticker con rapidez para, por ejemplo, cortar en pedazos al enemigo.
Cada carta cuenta además con una estadística conocida como “energía de héroe”, que se acumula en función de las batallas libradas. Al llegar a un mínimo, el personaje tiene la opción de utilizar su súper ataque. Para ganar una batalla basta con reducir a 0 los puntos de salud del enemigo o tener más que él cuando hayamos llegado al quinto turno.
Los miles de naipes tienen diferentes funcionalidades y el secreto para armar un buen mazo será aprender a combinarlas entre ellas, dando incluso la posibilidad de fusionarlas entre sí, creando nuevos guerreros. Unos héroes activan sus habilidades en función de la zona que ocupen, otros, a partir de un turno en particular o solo en presencia de personajes concretos… Hay un sin fin de posibilidades que hacen del coleccionismo un importantísimo activo del juego, ya que es esencial en la búsqueda de la baraja perfecta.
Nuevo Dragon Ball, misma esencia
Resulta raro defender que un juego de cartas mantenga el sello Dragon Ball, pero realmente se siente así. Una vez te haces con el gameplay, los combates dejan de ser repetitivos para convertirse en un frenesí de diversión y frenetismo que incitan a jugar una partida tras otra, máxime cuando se trata de armar mazos en base a ensayo y error y encontrar nuevos personajes que mejoren lo que ya tienes.
El título es, además, muy exprimible. Sería imposible tasar cuánto tiempo se tarda de media en completarlo debido a la enorme oferta de contenido. El modo historia, el arcade (donde podremos retomar el argumento del juego original y de las series canónicas), el estadio y la creación nos pueden asegurar cientos y cientos de horas de diversión.
Una historia entretenida
La trama, aunque infantil, es lo suficientemente divertida y desafiante como para mantenernos en tensión. En ella, encarnamos a Beat, un joven seguidor de la saga de Dragon Ball que pronto tendrá que poner a prueba sus conocimientos para salvar al mundo.
En cada capítulo tendremos que hacer frente a numerosos villanos de la saga. Muchos, además, lucirán transformaciones nunca antes vistas, como un Célula gigante o un Nappa Super Saiyan, colocando el fan service en un plano que en ningún momento llega a ser molesto, más bien lo contrario.

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En todos los episodios nos moveremos en un mapa similar al de Dragon Ball Budokai 2 y en el que se nos encomiendan una serie de misiones, como ganar un combate en un mínimo de turnos, no poder resguardarte en la zona de apoyo y otros desafíos del estilo que pueden desquiciar al jugador en más de una ocasión.
Uno de los grandes peros del título es su apartado técnico. El motor gráfico parece salido de PS2, los efectos ambientales que no dan la talla y los escenarios están poco logrados. Es comprensible: el juego es una adaptación de un título de hace casi una década, pero con una jugabilidad potentísima, la obra pedía más mimo visual.
Si una vez has disfrutado del juego, te animas a coleccionar las cartas en la vida real, ten cuidado y ponlas a buen recaudo si no quieres que cualquier problema haga que pierdas tan preciada colección.